Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.
Un día me perdí, me perdí en mí, en todos,
me perdí en la ciudad.
Soy un tesoro escondido que desea ser descubierto, para volver a ser,
volver a ser hasta cuando deba.
Es preciso no tener miedo e ir lo mas lejos posible,
porque somos estrellas escondidas bajo el manto del sol.
Como llegue hasta acá?
En el fondo las cosas y los hechos tienen su plan secreto,
y nosotros no lo entendemos.
La búsqueda, el encuentro, la pérdida,
son solo el aliento a un dialogo interno.
Laberintos escondidos, tinieblas del corazón,
experiencia de vidas, mundos de fantasía, todos piden camino.
Puentes que hemos olvidado que existían,
una búsqueda entre el mundo y mi mundo.
Y ahora? ... Acá estoy!