Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

Tengo Todo y Nada

Tengo un wisky y unos ajies picantes.
Una sensación extraña y una espera ya finalizada.
Tengo ganas de besarte y decirte cuanto te quiero,
ganas de olvidarte y poder sentir de nuevo.

Tengo un corazón lleno de ilusiones.
Tengo miedos que ya no los quiero,
muchas lagrimas cayendo de mis ojos.
Tengo eso y también un hasta luego.

Tengo mis fuerzas y mi capacidad de empezar de nuevo.
Tengo la luz que ilumina mi camino.
Tengo ganas de enamorarme,
ver salir el sol lleno de amor y fuego.