Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

Soy Luz!

Mi magnifico Ser,
Mi alma eterna,
Mi hermoso cuerpo,
Mis preciosos ojos…

Mi fuerza de voluntad,
Mi poder de imaginación,
Mi capacidad de creación,
Mis intenciones potenciadas…

Mi luz en el corazón,
Mi amor hacia el mundo entero,
Mi confianza en el hoy,
Mis conexiones con el Todo luminoso…

Todo esta en mi, y yo estoy aquí!